sábado, 21 de junio de 2014

La Alimentación en enfermedades del Sistema Nervioso

Cefalea y migraña.

Los dolores de cabeza es uno de los motivos de consulta más frecuentes, la mayor parte de las ocasiones es un trastorno benigno. Pueden tener un origen vascular o bien se puede deber a problemas tensiónales por contractura muscular. Este tipo de dolores de cabeza representan un 95%  y son las cefaleas primarias. Hay otro 5% que se debe a lesiones estructurales del cerebro, como hematomas, tumores o enfermedades metabólicas, se denominan cefaleas secundarias.




Existen diversos factores alimenticios que pueden producir un brote de migrañas y cefaleas.
 La disminución de azúcar en la sangre. Después de la ingesta de alcohol puede provocar también su aparición. La utilización de condimentos y conservantes, como los nitritos pueden desencadenar la aparición de cefaleas, el glutamato que puede provocar sensación de opresión en el pecho, mareos, molestias de estómago.
El consumo habitual de café puede ser causa de cefalea en algunas personas debido a la cafeína. Los quesos debido a su contenido en tiramina.
Los tratamientos para mitigar las cefaleas consisten en evitar los factores que provocan los brotes, como la nicotina, situaciones de estrés y factores relacionados  con la alimentación.
Es primordial para prevenir la aparición de la cefaleas y migrañas seguir pautas regulares de vida, la práctica deportiva, el descanso nocturno regular etc.

  
Enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurológica degenerativa y progresiva. Es debida a la degeneración y muerte de las neuronas de una zona del cerebro llamada sustancia negra, ésta produce una la dopamina que es esencial para que los movimientos se realicen de forma ágil, efectiva y armónica.

El temblor en reposo, la rigidez muscular, la lentitud y la poca amplitud de los movimientos voluntarios, los trastornos del equilibrio postural, que generan alteraciones de la marcha y caídas al suelo, son síntomas característicos de la enfermedad de Parkinson.



Una dieta basada en abundantes frutas y verduras, rica en legumbres, cereales y frutos secos, pescado, va a disminuir el riesgo de padecer esta enfermedad. Por el contrario la grasa saturada incrementa el riesgo de padecer el Parkinson.  La vitamina B6 actúa como protectora frente a la aparición de esta enfermedad.
En la enfermedad de Parkinson aparecen comportamientos nutricionales negativos. La mala nutrición se debe, entre otros factores a la incapacidad del paciente para coordinar movimientos.  Se producen alteraciones en la salivación y en la masticación. En muchas ocasiones la aparición de depresiones contribuye una mala alimentación. En fases avanzadas de la enfermedad aparece disfagia.
Subsanar estos malos hábitos alimenticios no es tarea fácil, primeramente se actuara farmacológicamente, pautando levodopa y luego recomendando unas sencillas pautas nutricionales.
Tener en cuenta las preferencias alimenticias del enfermo, cuidar la presentación de los platos y utilizar alimentos con texturas suaves y homogéneas.
Debemos de asegurarnos una ingesta de proteínas adecuadas, tanto de origen animal como vegetal.  La ingesta de líquidos ha de ser abundante y también tomar alimentos ricos en fibra evitando los alimentos astringentes. Tener un horario regular de comidas y evitar las distracciones durante la misma. Cuidar la temperatura de los alimentos. Masticar lentamente e ingerir cantidades pequeñas de alimento de una sola vez.


LA EPILEPSIA

Esta enfermedad crónica caracterizada por crisis convulsivas, que se repiten de periódica pero son transitorias y su aparición es impredecible. Cada convulsión es una descarga eléctrica de un grupo de neuronas cerebrales. Las convulsiones se forman en la corteza cerebral y dependiendo de la zona, las manifestaciones clínicas son diferentes.
Las funciones vitales como es la respiración o el latido cardíaco pueden detenerse, como consecuencia de la descarga eléctrica de todo el cerebro, pero esto sólo ocurre durante unos segundos y no produce ningún deterioro físico. Sólo en casos excepcionales producir una interrupción sostenida de la respiración o de la actividad cardíaca y causar la muerte.
Se desconoce las causas que puedan desencadenar la epilepsia, pero si existen factores que pueden desencadenar crisis en los pacientes ya epilépticos y algunos están relacionados con nutrición:

- Falta de sueño
-Intoxicación alcohólica aguda
-Dejar de tomar alcohol en personas habituadas a ingerir cantidades importantes de alcohol
-Hipoglucemias
-Menstruación
-Fármacos como los antidepresivos tricíclicos, los neurolépticos y otros
-Fiebre
-Estados de estrés emocional
-No toma de la medicación antiepiléptica

Recomendaciones para prevenir las crisis de epilepsia:

                -Prohibido el consumo de alcohol.
                -No está contraindicado el uso de excitantes como el té o el café.
  
  
Demencia y enfermedad de Alzheimer

La demencia es una enfermedad neurológica que afecta a la función cognitiva del cerebro. El cerebro, a parte del envejecimiento fisiológico normal, sufre un proceso de deterioro cuya magnitud varía de unos individuos a otros. Este deterioro afecta a las funciones mentales superiores como la memoria, el pensamiento, el razonamiento o el habla, por lo que afecta de manera importante a la capacidad de realizar actividades habituales.




El tipo de demencia más frecuente es el Alzheimer, aunque existen otros. Esta demencia se manifiesta más habitualmente a partir de los 65 años aunque cualquier persona mayor de 45 está expuesta a ello.
El origen de esta enfermedad es desconocido, aunque influyen multitud de factores, genética, ambiental, viral, inflamatoria… etc.
El consumo elevado de grasa total y de grasa saturada influyen en el desarrollo del Alzheimer, mientras que el consumo de pescado azul retrasa el desarrollo de la enfermedad.
Esta demencia, aunque varia de unos pacientes a otros, comienza con la pérdida de memoria reciente y de atención, seguidamente comienzan los problemas del lenguaje. Cambios de humor, irritabilidad, cambios de estado de ánimo y la disminución de la sociabilidad son otros síntomas que acompañan el desarrollo de esta enfermedad.
Al desarrollarse la enfermedad se van agudizando las dificultades para realizar las actividades cotidianas, terminara necesitando ayuda para comer, vestirse, lavarse… etc.
El deterioro cognitivo hace que el paciente tenga dificultades para llevar a cabo actividades de la vida cotidiana, como lavarse, vestir, comer… etc. En estadios avanzados, el paciente llega a dejar de controlar hasta las necesidades fisiológicas más básicas, y llega a una total desconexión con el entorno que le rodea.
Desde el punto de vista nutricional si se pueden realizar grandes ayudas a estos pacientes. Las demencias, en general, producen alteraciones muy negativas en el estado nutricional del paciente.
En los pacientes con Alzheimer el aporte nutricional será insuficiente, por lo que va a existir un mayor riesgo de infecciones y úlceras en la piel. Esta malnutrición se debe fundamentalmente a la pérdida del apetito, la distracción u olvido, la dificultad en la masticación la hiperactividad, los movimientos involuntarios de la boca, la incapacidad para comer por sí mismo, la disminución de la salivación.
Las pautas nutricionales a adoptar serán muy importantes, realizar comidas frecuentes y poco abundantes, utilizar la máxima variedad de alimentos, asegurar la alta ingesta de proteínas tanto de origen vegetal como animal, hidratos de carbono aunque evitando el exceso de los azúcares simples. Las grasas son vehículo de vitaminas liposolubles y ácidos grasos esenciales. Deberemos aumentar el aporte de grasas insaturadas y poliinsaturadas, disminuyendo las saturadas.




Las hortalizas, frutas y verduras frescas nos van a aportar vitaminas y minerales.
Incluir en la dieta habitual pescados azules, ricos en grasa poliinsaturada.
La ingesta de líquido es muy importante aunque el paciente no tenga sensación de sed.

Aumentar la ingesta de alimentos ricos en fibra y evitar alimentos astringentes. Evitar quesos de consistencia pastosa, carnes fibrosas, frutos secos enteros, dulces que se peguen al paladar, retirar las espinas del pescado.
Preparar alimentos que puedan comerse con las manos sin la ayuda de utensilios.
Evitar la ingesta de bebidas alcohólicas.


Fuente: Dr. José Félix Meco. Especialista en Medicina Interna - http://www.mapfre.es/salud/es/cinformativo/nutricion-cefalea.shtml

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