Los trastornos psiquiátricos
suponen un funcionamiento alterado del cerebro o del sistema nervioso que puede
producir alteraciones de la percepción y las respuestas al exterior. Hay de 450
millones de personas con problemas mentales, neurológicos o conductuales en el
mundo (OMS, 2010). Una de cada cuatro personas sufrirá algún tipo de enfermedad
mental a lo largo de su vida.
Una de las contribuciones más
importantes de la nutrición a la salud mental es el mantenimiento de la
estructura y función de las neuronas y los centros encefálicos que coordinan la
comunicación dentro del organismo y entre organismo y entorno.
A.
Ácidos
grasos omega-3
Los ácidos grasos poliinsaturados
omega-3 son los ácidos grasos preferidos por el cerebro y el sistema nervioso.
Desde la fecundación hasta la madurez, el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el
ácido docosahexaenoico (DHA), dos ácidos grasos omega-3, contribuyen de forma
exclusiva, importante e irremplazable al funcionamiento global del encéfalo y
el sistema nervioso. La investigación clínica ha demostrado efectos eficaces y
prometedores de EPA y DHA en varios trastornos psiquiátricos.
El ácido alfa-linolénico (AAL),
otra grasa omega-3 con una cadena de 18 carbonos y 3 dobles enlaces, está
presente en el aceite de algunas semillas (como linaza o girasol) y ciertos
frutos secos (las nueces son la mejor fuente). El ácido eicosapentaenoico (EPA)
es un ácido graso omega-3 de 20 carbonos con 5 dobles enlaces, y el ácido
docosahexaenoico (DHA) es un ácido graso de 22 carbonos con 6 dobles enlaces.
Ambos están presentes en pescados grasos y marisco.
a.
Factores de conversión
El AAL sirve como precursor de
EPA y DHA. La investigación ha demostrado que la conversión del AAL en EPA y
DHA es escasa en las personas: la conversión del AAL en EPA es del 5-10%,
aproximadamente, y en DHA es incluso menor (<3%). El estado de salud y otros
factores nutricionales parecen influir en las tasas de conversión. También hay
variantes genéticas en la conversión y estudios recientes apuntan a posibles
diferencias en las tasas de conversión
entre vegetarianos y carnívoros. Las personas con trastornos mentales a
menudo presentan alteraciones de la ingesta nutricional o los hábitos
alimenticios. La mayoría de los expertos en nutrición y salud mental no
recomiendan confiar en el AAL como fuente de EPA o DHA.
b.
Ácidos grasos omega-3, omega-6 y salud mental
El EPA funciona en equilibrio con
el ácido araquidónico (ARA), un ácido graso omega-6 de 20 carbonos con 4 dobles
enlaces. ARA y EPA son eicosanoides, es decir, precursores de prostaglandinas,
tromboxanos y leucotrienos, que están implicados en la inflamación,
vasoconstricción y múltiples regulaciones metabólicas. Aunque los mecanismos
específicos no están claros, la investigación clínica ha demostrado la
importancia de una ingesta suficiente de EPA para la salud mental general y, en
concreto, para el soporte nutricional en problemas como depresión, ideas de
suicidio y homicidio. En general, el EPA funciona mejor cuando se ingiere junto
al DHA. También están presentes juntos de forma natural en los alimentos.
El DHA es el preferido y
almacenado selectivamente por las células del cerebro y nervios. De forma
similar al EPA, el DHA participa en la regulación metabólica. El crecimiento,
desarrollo y la maduración cerebrales normales requieren DHA. También está
implicado en la neurotransmisión (comunicación entre células cerebrales),
mensajes mediante lípidos, expresión genética y síntesis de membranas
celulares. El DHA también proporciona elementos estructurales vitales: está
concentrado en los fosfolípidos de las membranas celulares del encéfalo.
c.
Primacía de la dieta
Auqneu pescados grasos de aguas
profundas, como salmón y atún, contienen más EPA y DHA por ración, todos los
pescados y mariscos contienen omega-3 en cantidades variables. Las sardinas,
por ejemplo, son una opción excelente. La inclusión de pescado en la dieta
tiene más beneficios: el pescado aporta proteínas magras y oligoelementos
minerales, y puede reemplazar a otros alimentos menos nutritivos. Sin embargo,
el pescado blanco utilizado en los filetes de pescado procesados tiene menos
omega-3 y, si además se empana y fríe, la contribución calórica de los omega-3
puede ser menor.
d.
Gestación y lactancia
Los expertos recomiendan que las
mujeres embarazadas consuman como mínimo 200-300 mg de DHA durante la gestación
para un correcto desarrollo del bebé.
Hasta el 10% de las mujeres
gestantes sufren depresión, y la búsqueda de alternativas a los fármacos genera
un interés considerable. Se han realizado varios estudios piloto con EPA y DHA
de aceite de pescado en mujeres embarazadas deprimidas y mujeres con depresión
posparto. Un estudio de intervalos de dosis encontró mejorías medibles en
mujeres que consumían sólo 500 mg de DHA y EPA combinados. Los expertos también
han indicado recientemente que quizás sea necesaria una ingesta diaria de 900
mg de DHA durante la gestación para cubrir las necesidades de madre e hijo. Un
estudio de referencia que siguió a más de 9000 gestantes y a sus hijos durante
8 años describió menor cociente intelectual y desarrollo social en los hijos de
aquellas mujeres que consumían menos de 340 g de pescado a la semana durante la
gestación. En otras palabras, los hijos de aquellas mujeres que consumían
pescado dos o más veces por semana salían mejor parados mental y emocionalmente
durante la infancia.
e.
Niños
La depresión está aumentando en
niños. Los escasos estudios clínicos realizados en niños con depresión han
mostrado beneficios significativos de los suplementos de aceite de pescado con
EPA y DHA. Al mismo tiempo, los pocos estudios que miden el consumo de EPA y
DHA en niños describen ingestas escasas, de promedio.
f.
Adultos
Según la OMS, la depresión mayor
es la primera causa de discapacidad en el mundo. La depresión es un problema de
salud mental. Investigaciones epidemiológicas has identificado asociaciones
entre menor consumo de pescado y marisco y mayores tasas de depresión en todo
el mundo (en el siguiente gráfico se pueden ver los datos).
Se han realizado docenas de estudios clínicos con suplementos de EPA
y DHA para la depresión, y sus resultados han sido variables, aunque
generalmente positivos. Incluso, se han asociado mayores tasas de homicidios con
menor consumo de pescado y marisco. Este hallazgo suscitó un artículo en New
York Times titulado “¿Comer salmón disminuye los asesinatos?” Cuando se
administraron los omega-3 EPA y DHA, junto con multivitaminas, a prisioneros,
las conductas antisociales, violencia incluida, se redujeron
significativamente, comparados con aquellos que recibieron placebo. En otro
estudio, en adolescentes que habían intentado suicidarse anteriormente
realizaron menos intentos de suicidio cuando se les administró EPA y DHA.
g.
Personas mayores
Los ácido grasos omega-3 también
se consideran importantes para el mantenimiento de las funciones cognitivas en
el envejecimiento. Las investigaciones indican que las personas que consumen
más pescado y marisco a lo largo de su vida tienen mejor funcionamiento
cognitivo cuando envejecen. Concentraciones sanguíneas más altas de DHA se han
asociado con mejor funcionamiento cognitivo en adultos de mediana edad. Algunos
estudios han demostrado que el consumo de pescado o suplementos de EPA y DHA
con omega-3 mejora la cognición (por ejemplo, retrasa el deterioro cognitivo) y
el inicio de la demencia, pero no todos los estudios logran resultados
positivos y siguen quedando dudas, como la influencia genética en los factores
de riesgo del inicio de las dificultades cognitivas. Los investigadores se
preguntam si los omega-3 EPA y DHA tienen mayores efectos en la prevención o en
la intervención en salud mental.
B. Vitamina D
La vitamina D afecta a ciertos
genes en el organismo humano y está reconocida como un nutriente importante
para la salud cerebral, además de la salud ósea y esquelética. Investigaciones
clínicas han asociado la deficiencia de vitamina D con presencia de trastornos
afectivos, ciertos aspectos de trastornos cognitivos y también aumento del
riesgo de depresión mayor y menor en personas mayores.
C.
Vitaminas
del complejo B
Las vitaminas del complejo B son
conocidas por su efecto sobre la salud neurológica y cerebral, y es importante
que las personas con trastornos psiquiátricos consuman una cantidad suficiente.
Estudios recientes con personas han identificado alteraciones genéticas que
afectan a la producción y función de serotonina, dopamina y otros neurotransmisores.
D.
Sustancias
fitoquímicas
Investigaciones recientes indican
que los alimentos de origen vegetal ricos en sustancias químicas bioactivas,
las sustancias fitoquímicas, son importantes colaboradores nutricionales y
bioquímicos para el funcionamiento cerebral normal y la salud mental. Alimentos
como bayas, cítricos, té verde y algunas especias contienen sustancias
fitoquímicas, así como vitaminas y minerales esenciales. Las sustancias
fitoquímicas más prometedoras son tres subgrupos de los flavonoides:
flavanoles, antocianinas y flavanonas. Estas sustancias fitoquímicas tienen
actividad antioxidante, pero su función más importante podría ser la protección
y el mantenimiento de la estructura y el metabolismo de las células cerebrales
mediante una compleja cascada de mecanismos celulares, incluidos señales,
transcripción, fosforilación y expresión génica.
Hay indicios de que otros alimentos
de origen vegetal tienen efectos nutricionales y posiblemente también
farmacológicos sobre el cerebro, pero aún no se han dilucidado los mecanismos.
Estos alimentos parecen influir en la salud cerebral gracias a efectos
antioxidantes, inflamatorios y nutrigenómicos, y podrían existir más
mecanismos. Ejemplos de estos alimentos son cebolla, jengibre, cúrcuma,
orégano, salvia, romero y ajo. Esta es un área de investigación muy atrayente
en el siglo XXI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario